Cómo elegir un Entrenador Personal

Quizás estés aprovechando este nuevo año, para contratar a un entrenador personal. Es una buena iniciativa tanto si lo has pensado para ahora o para más adelante. Desgraciadamente, esta profesión está poco regulada en España, y por consiguiente, existe un gran intrusismo profesional. Es decir, casi cualquiera puede ejercer. Pero, ¿qué debe tener un buen profesional? Te recomiendo que leas los siguientes 10 puntos:

1) Un buen entrenador personal no sabe de todo.

El cuerpo humano abarca mucho conocimiento, por tanto, uno no puede saber de todo. Por tanto, un buen profesional no puede mirarte una rodilla si te duele, recomendarte un fármaco para encontrarte mejor y preescribirte el ejercicio físico al mismo tiempo. Un buen profesional trabaja de forma holística (integral), en grupo multidisciplinar. Un buen profesional deriva y tiene el suficiente conocimiento para hacerlo. Por tanto, un buen entrenador personal, si te encuentras mal, te derivará al médico, si tienes una lesión te derivará al fisioterapeuta o traumatólogo, si no sabes cómo alimentarte te derivará al dietista-nutricionista, si estás pasando una mala racha personal te derivará al psicólogo, etc…

2) Un buen entrenador personal está muy formado.

En una amplia base teórica y práctica en las ciencias de la actividad física y del deporte, con su titulación adecuada. Un buen entrenador personal tiene experiencia profesional en la consecución del objetivo que persigues.

3) Un buen entrenador personal en el campo de la salud te guía hacia tu objetivo.

Eso sí, sin olvidar los objetivos universales para cualquier persona:

– Bajar la frecuencia cardíaca de reposo, aumentando la frecuencia cardíaca de reserva (diferencia entre frecuencia cardíaca máxima y de reposo). Durante el entrenamiento mejorarás este aspecto, pero será un cardiólogo o médico deportivo quien evaluará tu mejora en este aspecto realizándote un electrocardiograma y una prueba de esfuerzo.

– En muchos casos, bajar los niveles de colesterol LDL (el de baja densidad, el malo para que nos entendamos) mediante el ejercicio físico. Quien valorará la mejora será un médico evaluando los diferentes parámetros derivados de hacerse una analítica de sangre general.

– Bajar el porcentaje de grasa y aumentar el % de músculo. Quien suele evaluar la mejora de este aspecto es un/a nutricionista utilizando las técnicas antropométricas adecuadas. Además, tomará decisiones en los hábitos de alimentación en el caso concreto. Un entrenador personal puede ver si tu porcentaje de grasa ha bajado o no, pero luego, ¿qué acciones tomará al respecto sino tiene las competencias adecuadas?

– Mejorar las 4 cualidades físicas básicas (Fuerza, Flexibilidad, Resistencia y Velocidad), con los tests adecuados. Aquí si mide el avance el entrenador personal.

Al final, como veis, muchos objetivos, no todos, pueden ser tangibles (medibles). Y un buen entrenador personal  trabajando en grupo multidisicplinar lo hará, para que seas consciente de que tu iniciativa por mejorar tu salud da resultados, sigas motivado y continúes con estos hábitos toda la vida.

4)El entrenador personal de calidad te dirá si tu objetivo es realista o no.

Y, si lo es, con tu ayuda (si tu no quieres cambiar realmente es imposible) lo conseguirá.

5) Un buen profesional, debe motivarte e incentivarte en tu mejora en los entrenamientos y fuera de ellos.

Un entrenador personal bueno debe preocuparse por tener un buen trato contigo, pero no tiene porque ser el tío más guapo y simpático del mundo que cede a todo lo que le dices. Al final, un buen entrenador personal es un profesional de la salud, que se preocupa y le apasiona la mejora de la calidad física de las personas. Quizás un chico/a guapo/a simpático/a puede ser muy motivánte, para ti, pero recuerda que tu salud está en sus manos. Con ello no quiero decir que no haya entrenadores guapos/as simpáticos/as y que además tengan las competencias adecuadas, seguro que sí, como en todas las profesiones, pero no te dejes llevar solo por eso. Pregúntale sobre su formación y experiencia. Tu salud está en sus manos, repito e insisto.

6) Un buen profesional predica con el ejemplo.

No solo entrenando, que también, si no alimentándose adecuadamente, descansando como debe, etc. Se relaciona, sigue formándose, se recicla (mueve su mente), desconecta y hace otras cosas a aparte de ejercicio (no está obsesionado por la estética, sí es un apasionado de la salud mediante el ejercicio físico y el deporte), entrena, no fuma ni tiene otros hábitos nocivos para su salud.

7) Un buen entrenador personal planifica y programa tu entrenamiento.

Durante todo el proceso que vivirás con él y te asesorará sobre cómo seguir después, ya sea solo o acompañado de otra persona. Un buen entrenador no se guarda nada en la trastienda para alargar el proceso de entrenamiento que necesitas y le vayas pagando de por vida. Un entrenador personal te da todo lo que sabe y, en el momento que no te pueda aportar más, te lo dirá y te derivará a un compañero o te dirá que ya sabes cómo hacerlo. Otra cosa es que la persona pueda seguir económicamente contigo y además le guste hacerlo por los motivos que sean. Recuerdo que una planificación rígida no es una buena planificación, pero sin planificación estás perdido. Siempre debe haber una guía, aunque al final, lo que se acabe haciendo sea diferente a lo que se había planificado inicialmente.

8) Un profesional del entrenamiento no te vende pastillas de ningún tipo.

Las pastillas se compran en las farmacias bajo prescripción médica, no a un entrenador personal.

9) Un buen profesional mantiene una estricta confidencial sobre todo lo comentado en la sesión.

Al final, es un profesional de la salud, y es ilegal difundir cualquier tipo de dato sobre ti. Además, si contratas a un entrenador personal en un gimnasio, los datos recogidos deberán estar guardados en un armario bajo llave. Y si es por vía digital, tendrás una contraseña especial para ti a la vista de los profesionales implicados y nadie más.

10) Un buen profesional del entrenamiento personal cumple con todos los puntos que valora cualquier cliente en cualquier tipo de servicio.

Higiene, amabilidad, escucha activa, pasión por su trabajo, puntualidad, etc.

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